Damon
The scream that escapes Ember’s lips pierces me like a silver dagger. Then her eyes flicker, and she…
She goes completely inert. If it weren’t for the guard holding her, she would have fallen to the ground.
My wolf growls. ” We should be the ones holding her, not him.”
For the first time since their brother arrived, both he and Crystal give Ember their full attention, staring at her in horror. When Oliver takes a step toward her, I snarl.
“Leave her alone,” I order.
He wasn’t prepared to recognize her before, too busy snuggling with his new mate to think about his sister, so now he’s lost that privilege.
I run around the table and grab her from the guard’s hands. ” Serve the food,” I say to Joshua in my head as I lead her out of the dining room, dressed as a bride.
The warriors at the double doors quickly open them to let me through. They bow, but I ignore them. I have only one thought on my mind, and that is to make sure my little wolf…
recovers.
When did I start calling her mine? My wolf chuckles. He must be the one putting these ideas in my head. I ignore him and head to my chambers.
The alpha’s quarters are on the third floor of the pack house, and that’s where I’m headed.
Normally, the only person who ever comes to my private quarters’ is Joshua. I certainly never allow any female visitors into my domain. I haven’t done since my mate betrayed me , so why now?
“You want her as much as I do,” my wolf scoffs. “You just refuse to admit it.”
I ignore him as I enter my private apartment. He certainly doesn’t need any encouragement.
I walk through the entryway, head to the bedroom and close the door behind me before gently placing the frail little she–wolf on the bed.
I don’t understand why is this happening. I’ve used that brand on every wolf I’ve ever welcomed into my pack. Some have been braver about it than others, but no one has ever passed out before. Why her? Why now?
“Because we suppressed her wolf,” my wolf growls.
I sigh and shake my head. He’s supposed to work with me, not against me.
“Now you know how she feels,” he snaps.
For once, my wolf is wrong. Neither of us has any idea how Ember feels. We were betrayed but not rejected, not officially. We were never kicked out of our pack because of that betrayal, nor were we spurned by our family.
My wolf and I weren’t separated from each other, or abandoned by someone we trusted, or bullied by some low–lives in our most vulnerable moments.
I have to claim some responsibility for how bad Ember is feeling. I was the one who chained her. I was the one who ordered her wolf subdued. But how was I to know that her mate had rejected her?
“Now you’re going to reject her too,” my wolf huffs.
I roll my eyes. “She’s not ours to reject. Besides, she’s a member of the pack now, and we look after our own, mate or not.”
He
grunts and retreats to the back of my mind. This is an argument neither of us is going to win.
I sit on the edge of the bed and run my thumb across Ember’s brand. She doesn’t even stir, despite how painful it looks.
By now, it should look just like a human tattoo. The surrounding skin should be smooth, the mark healed to become part of her within minutes.
Ember’s mark looks nothing like that. The skin is red and inflamed, and the mark is swollen too. If her wolf had been present, that would not have occurred, and the pain would have been less.
Le acaricio suavemente la mejilla, intentando aliviar el dolor que le causó el tributo al golpearla. Tiene el labio hinchado también.
De alguna manera tengo que arreglar esto.
Me importa el enlace con Joshua. ” Necesito que traigas al doctor de discos a mi apartamento para atender a Ember “.
No responde por un momento. Cuando lo hace, es con otra pregunta, lo cual me irrita un poco. ” ¿Está en tu apartamento?”
Aprieto la mandíbula. No tengo tiempo para sus tonterías. “Solo trae al maldito doctor”, susurro por el enlace.
Me siento en el borde de la cama, acariciando con los dedos los cabellos dorados de Ember. Son suaves. De hecho,
Todo en ella es suave, desde su pequeña estatura hasta su delicada piel. Creo que esa es otra razón por la que nunca podría ser nuestra compañera.
Los de Dark Moon Park son guerreros, y si de algo estoy casi seguro, es de que Ember no lo es. Su lobo podría serlo, pero a juzgar por su lenta y dolorosa transformación de ayer, Ember no está muy en sintonía con su lobo.
Me pregunto si siempre han sido así. Intento no pensar demasiado en ello, ya que ya está bastante molesto conmigo.
el lobo es
Me doy cuenta de que estar cerca de ella parece tranquilizarlo. Desde que llegó Ember, ha estado más tranquilo que nunca, al menos en los años transcurridos desde que nuestra pareja nos traicionó.
Cuando oigo que llaman a la puerta, aparto la mano de la piel de Ember como si me la hubieran quemado. Lo último que necesito es que Joshua vea mis suaves caricias y se haga una idea equivocada de lo que siento por Ember.
Además, el contacto físico no es para mí; es para mi lobo. Joshua no lo entendería.
Me levanto y camino hacia la puerta, mirando una vez más a Ember antes de abrirla.
Joshua está allí con el médico de la manada, quien sostiene una pequeña bolsa negra en la mano. “Reaccionó mal a la marca de la manada”, digo con indiferencia , haciéndome a un lado para dejarlos entrar.
El médico se acerca a la cama , chasqueando la lengua y negando con la cabeza. «No deberías haber seguido adelante con la ceremonia sin su lobo presente», le reprende.
Pongo los ojos en blanco. Dime algo que no sepa.
“I
adivinar
Tendremos que curarla a la antigua usanza hasta que su lobo regrese”.
Frunzo el ceño . “¿Anticuado?”
El doctor me mira y se ríe. “Así como los doctores curan a los humanos, con tiempo, descanso y medicinas. Son nuestros lobos los que nos curan tan rápido en circunstancias normales”.
Mi lobo da vueltas en mi cabeza. “¡ Convirtiste a nuestra compañera en humana ! Con razón piensas que es débil”.
Odio que use mis pensamientos en mi contra de esa manera. Somos uno y lo mismo, así que no me sorprende que sepamos lo que piensa el otro. Solo es incómodo cuando queremos cosas distintas, como ahora.
Observo cómo el médico venda el brazo de Ember. Luego le levanta un párpado y le ilumina los ojos con una linterna. Ella sigue inmóvil. Saca una jeringa de su maletín y levanta el dobladillo de su vestido para…
Mi lobo gruñe. « Que nadie la toque, excepto nosotros » .
Lo ignoro y, en cambio, miro al médico. “¿Qué fue eso?”, pregunto.
“Justo
Un analgésico, por si acaso se recupera. Probablemente sería mejor hacerlo en el hospital, donde puedo monitorearla —añade—.
Mi lobo gruñe un rotundo «no», y esta vez estoy de acuerdo. Quiero a Ember aquí. Aquí estará a salvo.
—No —afirmo, con más calma de la que siento—. ¿Cuándo esperas que vuelva su lobo? —añado.
El doctor suspira y se levanta. «Depende. El acónito no es una ciencia exacta. Una marca de su compañero, incluso uno que no esté predestinado, ayudaría a iniciar el proceso de curación».
—Marquémosla . Márquela ahora —grita mi lobo emocionado .
Lo ignoro. Eso jamás va a pasar. Entonces miro a Joshua, que sonríe con suficiencia. Arquea una ceja.
Sé exactamente lo que está pensando. Cree que Ember significa algo para mí. Se equivoca.
—No —gruño, en voz alta, para que sea una respuesta tanto para el doctor como para mi lobo—. No permitiré que la marquen sin su permiso.
Marcar a una loba sin permiso equivale a un matrimonio forzado o una violación en el mundo humano. No lo toleraré en mi manada, y desde luego no lo cometeré yo mismo.
Otros alfas forzarán con gusto el apareamiento entre dos lobos no apareados si creen que beneficiará a su manada. No me sorprendería que esto sucediera a veces en la Manada Luna Cobarde.
Incluso pudo haber sido idea de ese patético alfa emparejar a la pareja de Ember con una loba más fuerte, dejando a Ember rechazada y sin pareja.
Sin embargo, nadie en mi manada será obligado jamás a aparearse con alguien, y mi lobo debería saber que no debe sugerirlo.
Mi lobo gruñe algo ininteligible y se enfurruña de nuevo.
Abro la puerta del dormitorio y me quedo allí, sin decir nada, mirando significativamente al doctor y a Joshua . Ambos hombres lo reconocen como la señal para irse.
They know better than to try to continue this conversation, neither with me nor among themselves. I have the final say.
I slam the door shut. I should have told Joshua to get Ember’s clothes from the room I shared with Crystal so she could spend the night here until she woke up, but right now I don’t need his sarcasm or his innuendos.
Instead, I take off my shirt. Ember can wear it for now.
My wolf purrs. He likes the idea of me wearing our clothes. At least that’ll keep him quiet for a while.
